EL FUEGO DEL PETIRROJO


Jesús acababa de nacer, y era de noche. Hacía mucho frío y el pesebre no tenía puerta. De vez en cuando entraban unas ráfagas heladas de viento que enfriaban al pequeño que dormía en su cuna, sólo su madre lo acompañaba. San José había salido en busca de algo de comida.

Al lado de ellos, había una pequeña hoguera, pero apenas quedaba lumbre y estaba a punto de apagarse. Entonces la Virgen María le pidió al buey que le ayudara a avivar las llamas, pero el animal estaba tan dormido, que no se enteró.

Le pidió a la mula que le ayudara, pero estaba tan cansada, que apenas le quedaba fuerzas para hacerlo.
Entonces le pidió al gallo que le ayudara. Pero el gallo, como cantaba con todas sus fuerzas, no oyó nada.

La Virgen, muy triste, temió por su pequeño. Pero entonces, oyó el trino de un pájaro.

El sonido venía de un pequeño nido que había en una esquina del pesebre. De ahí salió un pequeño pajarito y voló hasta donde estaba el fuego. Comenzó a aletear con tanta fuerza, que el fuego empezó a avivarse. Pero no era suficiente, así que el pajarito voló hasta su nido y empezó a llevarse las ramitas hasta el fuego ... Desmanteló todo el nido para poder avivar más la pequeña hoguera. 

Las llamas eran ahora tan fuertes, que el pajarito se quemó el pecho; pero a pesar del dolor, continuó aleteando para que el niño Jesús pudiera dormir calentito.

Al ver que el pajarito se había quemado el pecho y aún así había desmantelado su nido, la Virgen María lo curó, lo bendijo y le dio un nuevo nombre: Petirrojo, que significa 'pecho rojo' ... Para que a partir de ese día, el nombre de este valiente pajarillo nos recuerde siempre la noble acción que tuvo con el niño Dios.

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