Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2014

SIN MULETAS

Durante siete años no pude dar un paso. Día y noche caminaba con mis muletas, casi arrastrándome por la tierra. Fui al gran médico y le conté mi caso ... -"¿Por qué llevas muletas?", me preguntó. -"Porque estoy tullido", le respondí. -"No es extraño", me dijo el gran médico. "Prueba a caminar sin muletas. Son esos trastos los que te impiden caminar. ¡Deja esas muletas aunque tengas que caminar a cuatro patas!". Y antes de que pudiera reaccionar, el gran médico, riendo como un monstruo, arrancó las muletas de mis manos y las rompió en mis espaldas ... Y sin dejar de reír, las arrojó al fuego. Ahora estoy curado. Camino con normalidad. Me curó una carcajada y una voz que me dijo que tenía que romper mis muletas. Es verdad que tan solo a veces, cuando veo en mi camino palos o algo que se asemeje a mis muletas, camino peor durante unas horas. Pero estoy contento a pesar de todo: He aprendido que en la vida lo importante es romp

TE RETO ...

-"¿Te gustan los retos?", dijo ella con una gran sonrisa en su rostro y con su mirada perdida en aquellos ojos cafés. -"Si, por supuesto", dijo él con tal seguridad de que cualquier cosa que le dijera, lo haría. -"Entonces te reto: Te reto a que tú y yo seamos aquellos amigos incondicionales y que toda la gente al mirarnos nos vean como amigos y no como enamorados", dijo ella; mirándolo a los ojos fijamente y seria en su voz, tratando de no arrepentirse de lo que estaba diciendo. -"Seguro, acepto el reto", dijo él; con tal asombro en su rostro ... Confundido porque nunca pensó que le plantearía tal reto, y tratando de no mirarla a los ojos ... Con una sonrisa poco satisfecha, cerró el trato con una apretón de manos. -"¡Listo! El reto está hecho seremos desde hoy los mejores amigos. Si rompes el trato, pagarás por haberlo hecho", dijo ella, con una sonrisa picarona y una mirada atrevida. -"¿Y si rompo el trato?"

HISTORIA DE LA VACA

Un maestro y su discípulo pasaron la noche en la casa de una humilde familia campesina, quienes a pesar de sus pocos recursos supieron ser unos muy buenos anfitriones. A la mañana siguiente, después del desayuno, cuando los visitantes se aprestaban a despedirse, el maestro le preguntó al jefe del hogar cómo les estaba yendo, y éste le respondió que aunque no eran ricos, él, su esposa y sus dos hijos, no habían perecido de hambre gracias a una vaca que tenían. La leche que producía la vendían en el pueblo junto con la mantequilla y el queso que también preparaban. Y con el dinero que recibían podían comprar las demás cosas que les eran necesarias. Al despedirse de la familia; por el camino el maestro le dijo al discípulo: -"¿Te has fijado en lo descuidada que está la casa, lo mal vestidos que están los niños, cómo la hierba ha crecido y el campo está sin labrarse?". "Ahora mira esa vaca, es el único sustento que tienen. Tómala y tírala por el precipicio". -"¡