Durante siete años no pude dar un paso. Día y noche caminaba con mis muletas, casi arrastrándome por la tierra. Fui al gran médico y le conté mi caso ... -"¿Por qué llevas muletas?", me preguntó. -"Porque estoy tullido", le respondí. -"No es extraño", me dijo el gran médico. "Prueba a caminar sin muletas. Son esos trastos los que te impiden caminar. ¡Deja esas muletas aunque tengas que caminar a cuatro patas!". Y antes de que pudiera reaccionar, el gran médico, riendo como un monstruo, arrancó las muletas de mis manos y las rompió en mis espaldas ... Y sin dejar de reír, las arrojó al fuego. Ahora estoy curado. Camino con normalidad. Me curó una carcajada y una voz que me dijo que tenía que romper mis muletas. Es verdad que tan solo a veces, cuando veo en mi camino palos o algo que se asemeje a mis muletas, camino peor durante unas horas. Pero estoy contento a pesar de todo: He aprendido que en la vida lo importante es romp
textos para meditar y reflexionar