Había una vez una hermosa y curiosa ángel que bajaba a la Tierra de los humanos para espiarlos, su nombre era Anaciel. Ella amaba su música, bailes y fiestas, ya que en el paraíso aquellas actividades mundanas estaban prohibidas. Moría de ganas por participar de uno de esos festejos; pero al no poder ocultar sus alas, observaba a aquel pueblo desde la oscuridad del bosque que estaba junto a él. Así, esperaba a que la música comenzara y bailaba en soledad en medio de aquellos árboles. Un día fue descubierta por un demonio que también visitaba la Tierra en busca de diversión; pero éste no era cualquier ente maligno, era un príncipe, un demonio llamado Noré. A él le entretenía verla bailar, le parecía graciosa y muy bella ... Como todo demonio era un maestro del engaño y podía tomar la forma que él quisiese, así que se transformaba en diferentes animales para estar cerca, sin que Anaciel lo notase. Hasta que llegó el momento en que decidió presentarse ante ella. Le confesó
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