Éramos dos niñas cuando nos conocimos, traviesas pero muy unidas, casi como hermanas. Juntas crecimos y fuimos a la misma escuela; testigo de las mejores etapas de nuestra vida, donde vivimos grandes anécdotas y divertidos momentos. Ana era muy guapa, siempre le llovían los novios y se le presentaban grandes oportunidades debido a su belleza. En cambio, yo era la más inteligente, admirada por mis compañeros y maestros; todos los años ocupaba el primer lugar en el cuadro de honor. Ella soñaba con ser modelo y yo con ser maestra; pero lamentablemente vivíamos en un pueblo muy pequeño donde no había muchas oportunidades para desarrollarse, al menos para Ana. Cuando terminamos la escuela, sabía que para alcanzar nuestros sueños, tendríamos que separarnos... Para Ana, esto era muy doloroso ya que en el fondo sabía que era la única forma de lograrlo y eso nos separaría por muchos años ... Le costaba tomar una decisión. No quería perder a mi única amiga; pero también quería verl
textos para meditar y reflexionar