LA LECCIÓN DE LA MARIPOSA


En una ocasión, un viajero descansaba tranquilamente bajo un árbol mirando la naturaleza que lo rodeaba, cuando de pronto observó a una mariposa que intentaba abrirse paso a través de una pequeña abertura en su capullo.

Estuvo largo rato contemplando cómo iba luchando y esforzándose hasta que, de repente, pareció detenerse ... Ya no había movimiento. El capullo estaba medio abierto pero no lo suficiente para que la mariposa salga libremente.

-"Tal vez la mariposa había llegado al límite de sus fuerzas y no conseguiría ir más lejos", pensó aquel hombre.

Así que, decidido a ayudarla, cogió unas tijeras de su mochila y cortó un poco más el orificio del capullo para que pudiera salir. De esta forma, salió fácilmente ...

Sin embargo esta mariposa era diferente: Su cuerpo estaba totalmente hinchado y tenía las alas muy pequeñas y aplastadas.

El hombre, preocupado, continuó observándola esperando que en cualquier momento, la mariposa abriera sus alas, las estirara y echara a volar. Pero pasó el tiempo y nada de esto ocurrió.

Las pocas horas que la mariposa sobrevivió las pasó arrastrándose débilmente, con sus alas encogidas hasta que, finalmente, murió ... Nunca pudo alzar su vuelo.

Aquel caminante, cargado de buenas intenciones, con la voluntad de ayudar y evitar el sufrimiento de la mariposa, no comprendió que el esfuerzo de aquel insecto para abrirse camino a través del capullo era absolutamente vital y necesario, pues esa era, precisamente, la manera que la naturaleza había dispuesto para que la circulación de su sangre llegara a las alas, y estuviera lista para volar una vez hubiera salido al exterior.

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