Esta es la historia de una mujer que un día olvidó que era una bruja ...
Durante muchos años estuvo presa, le quitaron sus recuerdos y le borraron todas las huellas de lo que había sido hasta entonces ...
Un severo trastorno mental, ese fue su diagnóstico
Pasaba los días encerrada, con los ojos empañados y con un vacío en el corazón. Sus puños siempre se encontraban cerrados como si fuese una protección; una protección que nunca le llegó.
Humillada y rechazada, así vivió por mucho tiempo. Poco a poco se fue marchitando.
Un día entre sollozos, presagiando su muerte, dijo adiós a sus amigos del bosque. No le encontraba sentido a esta decisión; pero sabía que le esperaba un triste final y no quería que nadie más sufriera a causa de su partida.
Ya no escuchaba, ya no veía, ya no sentía nada más que su propio dolor. Océanos de lágrimas la ahogaban y atormentaban, hasta que un día algo nació en su interior.
Era una mañana de Imbolc, cuando un festival celta anunciaba la llegada de la primavera. Esto significaba que por fin la naturaleza despertaba de su hibernación ... Había llegado el momento.
Una semilla se removió en su corazón y algo nuevo renació en ella.
Entonces, recordó que hace muchos años atrás había tenido alas y aunque ahora solo hubieran cicatrices en su lugar, de algún modo la ayudarían a escapar ... Y entonces empezó el plan.
Agarrada de la mano de sus temores, la bruja se liberó y la mujer volvió a nacer.
Al instante alzó vuelo, y al fin lo comprendió.
Una gran sonrisa se dibujó en su rostro.
Mientras la "bruja" volaba, desprendía un ligero polvo dorado que se esparcía en medio del aire.
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