LA SERPIENTE ABATIDA

Érase un vez una serpiente enorme que vivía escondida en una cueva y que era el terror de todos los habitantes porque sus mordeduras eran mortales.

Un día, pasó por ese lugar un hombre sabio y la serpiente salió de su refugio para atacarlo. Sin embargo, cuando se acercó a él, quedó cautivada por su buen carácter y no lo agredió.

Ante tan extraña reacción, el hombre le dijo:
—"Buena amiga, ¿No ibas a morderme?".

La serpiente, avergonzada, no supo qué contestar y el sabio le hizo esta petición:
—"De aquí en adelante jamás volverás a hacerle daño a nadie".

Y, de un día para otro, la serpiente dejó de asustar a los lugareños y empezó a correrse la voz de que había perdido todo su veneno y era inofensiva. Entonces, muchos empezaron a molestarla lanzándole piedras o tirándole de la cola.

Pasaron unos meses y, cuando el sabio regresó a visitarla, la encontró en un estado lamentable.
—"Señor, no he atacado a nadie y así me lo pagan", explicó el reptil.

Y el sabio le respondió:
—"Te dije que no dañaras a ninguna persona, pero no que dejases de asustarlos".

Así hemos de actuar nosotros, no debemos hacer daño a los demás, pero tampoco permitir que nos lo hagan a nosotros. Ganar el respeto de los otros es esencial.

FUENTE: REVISTA PRONTO

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