EL LOBO Y LA BRUJA

El lobo, cansado de ser el malo del cuento, harto de ser visto como el villano de la historia, se fue a recorrer nuevos senderos, donde nadie lo conociera ni tuviese prejuicios contra él, quería ser capaz de comenzar una nueva historia donde él no fuese el odiado ... Donde nadie fuese odiado.

Después de mucho caminar, y pasar tanto tiempo en soledad, entonces la encontró a ella ... Con su vestido y zapatos negros, su cabello enmarañado, con una belleza nada común.

Él le preguntó:
- "Hola ¿Qué haces acá tan sola?".

Ella, sorprendida, le dijo:
- "Estoy acá tratando de alejarme de la maldad de los demás, que solo ven tu exterior y te juzgan por tu apariencia sin siquiera intentar descubrir tu interior".

El lobo la miró, sabiendo claramente a qué se refería, se acercó un poco sabiendo que no sería rechazado y le preguntó.
- "¿Quieres compañía? ¿Me permites acompañarte un rato?"

Ella, enjuagando sus lágrimas y dejando ver sus hermosos ojos, lo miró y le dijo:
- "¡Claro que puedes! Para mí sería un placer, solo te pido que me acompañes, no por lástima, sino por que nace de tu corazón".

- "Me quedo porque quiero .. Porque al igual que tú, soy un incomprendido y porque, en mi corazón, siento que podemos derribar barreras y ser felices juntos".

Ella rió mientras él se acurrucada a sus pies.
- "Entonces me quedaré a tu lado hasta que la luna deje de ser motivo de poemas y las estrellas no se asomen más en el cielo nocturno".

- "¿Sabías que las estrellas más brillantes no son siempre las más cercanas?", preguntó ella.
"A veces simplemente las más lejanas brillan con tanto fulgor que se dejan ver desde la lejanía".

- "Pues así pasa con todo, hay seres que brillan tanto que no pueden ocultar su belleza aunque quieran", lo dijo mientras colocaba la cabeza en su regazo.

Se cuenta que desde entonces, en noches de luna llena, ella se convierte en loba para recorrer el bosque junto a él y amarse por completo.

Pero en otras noches ella, siendo una bruja, prepara algún brebaje para que él pueda sacarse la piel de lobo y vestirse de hombre, no de un príncipe azul montado sobre un brioso corcel blanco, sino de un plebeyo común, con ojos brillantes como estrellas, con fuertes brazos para poder cargarla a ella hasta su lecho de amor ... Porque ¿Quién dijo que los villanos no saben amar?

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