LA SOLEDAD Y YO

Eran como las 12 de la noche ... Me sentía inútil. Acabado.

Llegué a mi viejo departamento.

Ahí estaba ella esperándome, me abrazó con furia y sonrió.

-"Sabía que regresarías a mí otra vez" ... Alcanzó a susurrar.

-"Sí ... Como siempre", respondí.

- "Esta vez tardaste un poco más de tiempo ... ¿Que pasó?".

- "Pensé que sería diferente ... Realmente lo quería ... En serio lo quería ... Volví a fallar supongo".

- "Lo sé también ... No te preocupes. Aquí siempre estaré esperándote cuando nada te salga bien. Cuando las mujeres te boten. Cuando tus amigos te escupan a la cara y tu familia te apuñale por la espalda".

- "Gracias" 

Tenía media botella de aguardiente aún arrimada en una esquina. Tomé un gran trago ... Un poco se escurrió asquerosamente por mi boca.

"Tal vez por esta razón nunca funciona con nadie", pensé.

"No ... La gente nunca tiene estabilidad emocional", me respondí a mi mismo y solté una carcajada.

Me sentí miserable.

Agarré una pluma y papel ... Es lo único con lo que encuentro consuelo en esos momentos.

Empecé a escribir y a beber ... No recuerdo que fue lo primero que dejé de hacer en la borrachera.

Ahí se quedo ella cruzada de piernas sonriendo con alevosía ... Con burla.

Quedé dormido de la embriaguez.

Entonces como era costumbre, la soledad me acogió entre sus brazos, con cierta ternura como siempre lo hacía desde hace ya muchos años.

Tal parece que somos el uno para el otro ...

Comentarios

Entradas populares