KINTSUGI

En el Japón existe una tradición milenaria llamada Kintsugi, un arte ancestral en la cual se reparan objetos rotos con oro en polvo y pegamento.

Por lo tanto los objetos que se reparan de esta forma son más valiosos para sus dueños. Ellos piensan que "las cicatrices" son parte del objeto y representan un momento único en su vida. En lugar de ocultarse deben ser motivo de orgullo. Estos objetos "rotos" se vuelven más hermosos después de ser reparados.

El Kintsugi está considerado como una filosofía que plantea que las cicatrices cuentan nuestra historia, las cosas a las que nos hemos enfrentado y todo lo que hemos conseguido superar. La aceptación, la comprensión, la determinación y el tiempo son la laca de oro que van cubriendo y reforzando nuestras heridas.

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EL ORIGEN DE KINTSUGI
 
Según la historia, este arte comenzó en el siglo XIV cuando el shōgun Ashikaga Yoshimasa (el shōgun era el gobernante de facto del país en el que el Emperador delegaba la autoridad) envió a China a reparar su chawan (tazón especial para la ceremonia del té).

Al cabo de algunos meses, el tazón fue enviado de regreso al shōgun quien se llevó una gran decepción al ver el resultado, pues el chawan no solo había perdido su belleza original, sino que al haber sido reparado con unas grapas metálicas, quedaba inservible al filtrarse el té por las grietas.
 
Al no quedar conforme con ello y queriendo recuperar el valor del tazón, busco en Japón artesanos que le ofrecieran una mejor solución que no solo volviera a hacer el tazón funcional, sino que conservase la belleza de ese preciado objeto cerámico. Estos artesanos utilizaron una resina llamada Urushi junto a polvo metálico de oro que realzó las cicatrices del chawan, devolviendo a éste todo su esplendor.

El trabajo de restauración resultante, unido a la importancia de la ceremonia del Té en Japón, contribuyeron a que esta nueva técnica acabase convirtiéndose en el hermoso arte que es hoy en día.
 
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 Recuerda:

Todos estamos rotos, pero hasta la parte más rota de una crayola sigue pintando ...

Las personas rotas no se descartan, ni se desechan; se reparan y sus cicatrices al igual que los objetos reparados con Kintsugi las hacen más valiosas y bellas, dignas de admirar.


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