LLEGÓ EL MOMENTO DE LA DESPEDIDA

Hoy por fin se termina la escuela; sólo me queda oír el discurso de fin de año.

Lo había pasado tan mal en la secundaria, que agradecí de todo corazón que esto haya terminado ... Finalmente me iría de ese horrible lugar ... Tanto dolor no puede durar para siempre.

La encargada de dar el discurso era la más popular de la escuela ... La más cruel de todas, diría yo.

Cuando empezó a hablar, me pareció que en sus palabras había un poco de tristeza y melancolía, con tantos aires de superioridad, era raro escucharla así. En realidad, creo que todo el ambiente estaba igual.

Mientras se dirigía a la multitud, algunas lágrimas cayeron por su rostro cuando mencionó a una estudiante que ya no se encontraba entre nosotros.

Le pregunté a la chica que se sentaba a mi lado de quién estaban hablando; pero me ignoró.

Ya casi al finalizar, invitó a la clase a decir unas palabras de despedida. Todos se esforzaron en decir algo bueno de su compañera y después, terminaban pidiendo perdón ...
Entre llantos y lágrimas, preferí irme a mi casa. Ya todo había terminado.

Caminé unas cuantas cuadras por la calle y por primera vez observé lo bella que era mi ciudad: El parque, la plaza, la estación del tren y el cine ... Tantos lugares que me vieron crecer ... Tenía una extraña sensación, como si fuera a irme a otro lugar y ya no iba a volver a verlos.

Debe ser por lo que pasó hoy en la escuela, pensé.

Cuando llegué a casa, se encontraba la puerta abierta. Entré cuidadosamente y ví a mi familia en medio de la sala, estaba rodeada de flores ... Al poco rato, empezaron a llegar algunos maestros y compañeros de la escuela ... Se sentaron en silencio, muy cerca a mí.

"No puede ser ... Estaba en medio de un funeral ... ¿Por qué nadie me avisó?".

Fui directamente al cajón que se encontraba detrás de las flores, para averiguar quién era ...

Ahí estaba yo ...

Me quedé en silencio ...

Luego bajé la cabeza ... Estaba a punto de llorar.

Observé mis manos y ví que dos pequeñas marcas estaban en ambas muñecas. Cuando las toqué, solo sentí un leve cosquilleo. Ya no había dolor.

Miles de recuerdos pasaron por mi mente y entonces comprendí todo: Ya no pertenecía aquí.

Antes de marcharme, me despedí de mis padres. Luego, me dirigí a los demás y susurré unas palabras:

 "Los perdono".

Sentí mucha paz en mi interior ...

Atravesé la puerta, y ví que en la entrada del jardín de mi casa había una luz muy cálida y brillante ...

Sabía lo que tenía que hacer ...

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