PREGUNTAS

Hice un trato con el diablo.

El trato era simple, yo podría hacerle algunas preguntas y a cambio mi vida se acortaría.

Aún con miedo empecé ...

𝒀𝒐: “¿Es real el cielo?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Si, tan real como lo es el infierno”.

Su voz era grave con un raspado parecido a las brasas de una chimenea.

𝒀𝒐: “¿Quiénes irán al cielo?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Todo aquel que Dios desee tener ahí”.

𝒀𝒐: “¿Le temes a Dios?”

Un poco nervioso traté de explicar mis intenciones, no quería hacerlo enojar ... Pero él calmado aceptó mi pregunta.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Cuando Dios me creó, eliminó mi capacidad para sentir miedo, es más, no puedo sentir muchas cosas”.

𝒀𝒐: “¿Qué es lo que puedes sentir?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Dolor”.

𝒀𝒐: “¿Podrías hablarme más sobre la pregunta del cielo que te hice hace un momento?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “El cielo está abierto para todas las criaturas de Dios sin excepción”.

𝒀𝒐: “Entonces ... Tú también puedes entrar en el cielo. Ya que eres una creación de Dios”.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Podría ...”

𝒀𝒐: “¿Por qué no lo haces?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Porque cometí el pecado más ofensivo. Hice lo que sólo Dios debería hacer”.

𝒀𝒐: “¿A qué te refieres?”

Pregunté y por algún motivo empecé a sentirme mal.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Me refiero a la creación.
Creé a muchos ángeles a mi imagen y semejanza, así que la culpa recae en mí.
Mis ángeles están encausados a crear sufrimiento y destrucción, por lo cual Dios dictaminó que sus almas sean confinadas al infierno por toda la eternidad”.

𝒀𝒐: “Tus ángeles ... ¿Son los demonios?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Obviamente ... Además no puedo irme al cielo sin mis creaciones pues ellos estarán sufriendo. Por ese motivo decidí que el infierno sea nuestro cielo y yo me quedaré para sufrir con ellos a su lado”.

𝒀𝒐: “¿Por qué haces tal sacrificio?”

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Los ángeles son más cercanos que un hijo”.

𝒀𝒐: “Muchas gracias, el mundo estará eufórico cuando les dé la noticia ... El cielo existe y tenemos la oportunidad de llegar ahí”.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Pero tú no podrás ... De hecho, ninguno de ustedes. puede hacerlo”.

Mi voz se tornó temblorosa, pero pude decirle ... 
—“No fue eso lo que dijiste”.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “Sé lo que dije”.

Lo dijo con un tono de voz triste.

𝒀𝒐: “No entiendo”.

𝑫𝒊𝒂𝒃𝒍𝒐: “A diferencia de los animales y plantas de este mundo, ustedes NO son una creación de Dios, son una creación mía”.

Tenía razón, es sólo que ... por un momento lo había olvidado.

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