UN REGALO PARA BUDA


En una ocasión cuando Buda estaba predicando su doctrina un hombre se le acercó y comenzó a insultarlo e intentar agredirlo; pero Buda se mantuvo en un estado imperturbable de serenidad y silencio.

Cuando hubo terminado su acción, se retiró ...

Un discípulo que se sintió indignado por los insultos que el hombre lanzó contra Buda, le preguntó porqué dejó que lo maltratara y lo agrediera.

A lo que Buda respondió con  segura tranquilidad:
-"Si yo te regalo un caballo; pero tú no lo aceptas ¿de quién es el regalo?".

El discípulo contestó:
-"Si no lo acepto, sería tuyo todavía".

Entonces Buda respondió:
-"Bueno ... Estas personas emplean parte de su tiempo en regalarme sus insultos; pero al igual que un regalo, yo elijo si quiero aceptarlo o no.

Los insultos son como regalos: Si lo recoges, lo aceptas; si no lo recoges, quien te insulta se lo queda en sus manos. No podemos culpar al que insulta de nuestra decisión de aceptar su regalo. Por esa misma razón, esos insultos son para mí como un regalo que elijo no recoger. Simplemente los dejo en los mismos labios de donde salen".

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La metáfora del regalo es ideal para explicar qué actitud es la que nos evita sufrir ante las ofensas o los insultos. No es fácil, claro… Normalmente nuestro orgullo nos habla con su débil vocecita y nos dice cosas como ‘eh, ¿de verdad vas a dejar que te insulten? ¿Vas a dejar que queden como los vencedores?’ ... Y ahí está el error, aceptar el regalo de los insultos, que está lleno de ira y rencor.

Nunca vence el que ofende ni el que calumnia: El que ofrece un regalo lleno de odio que nadie acepta, se queda con el odio, aunque aparentemente llegues a pensar que obtuvo una victoria. Ya sabes que dos no discuten si uno no quiere. El que llegó con ganas de discutir, no habrá conseguido su objetivo, y tú sin embargo, te mostrarás intacto.


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