Era un joven demasiado apuesto, rico e inteligente que añoraba una mujer igual de hermosa e inteligente que él.
La buscaba en todas partes pero nunca la hallaba, hasta que un día entró a una biblioteca y empezó a leer un libro.
Al terminar de leerlo dijo entusiasmado:
—"¡Por fin encontré a mi pareja ideal!.
La autora de este libro es la mujer perfecta para mi: Es inteligente por escribir cosas tan bellas, hermosa como se ve su silueta en la contraportada y rica por ser escritora de un libro tan famoso como éste".
El joven le pidió información a la encargada de la biblioteca pero ésta se negaba a dársela por ser de carácter privado. Iba todos los dias a insistir hasta que aquella mujer, harta de tanta de aquel joven por fin le dió los datos.
Al leerlos se dio cuenta que estaba lejos de ella, vivían en el mismo país; pero en un estado diferente. Él no podría ir a buscarla ya que al día siguiente se iría a la guerra para servir a su país.
Entonces le escribió una carta halagándola por aquel libro que escribió y ella por medio de otra, le agradeció.
Así fue como inició este romance.
Durante toda la guerra se mandaban cartas entre ellos creando una historia de amor, a tal grado que ya no podían vivir el uno sin el otro.
Un día el joven le pidió a aquella escritora una foto suya de cuerpo completo para poder conocerla. Ella se negó y le escribió que si en verdad la amaba, la iba a querer tal como era.
Terminó la guerra y él le envió una última carta diciéndole que lo esperara en el aeropuerto para conocerse.
Ella le dijo que asistiría con un vestido rojo elegante y una rosa negra en la solapa de aquel traje.
El día llegó, el joven bajó de un avión, vestido del uniforme que usaba en la guerra y para que pudiera reconocerlo, agitaba su libro que había leído.
Con una enorme sonrisa, esperó a que su amada llegara.
Se abrió la multitud de personas dando paso a una hermosa mujer con un traje rojo muy elegante ... El joven empezó a agitar mucho más el libro para que ella lo viera; pero se percató de que aquella mujer joven y hermosa no tenía una rosa negra tal como se lo había dicho antes.
Dejó de agitar el brazo y siguió esperando ...
Al paso de los minutos se volvió a abrir una nueva multitud de donde salía otra mujer ya mayor, acabada por el paso del tiempo. Estaba con un traje rojo, sucio y descuidado, un poco roto ... Aquella mujer sí tenía aquella rosa negra.
Dudando el joven de lo que pudiera suceder más adelante, se decidió a agitar el libro nuevamente ...
La mujer se acercó a él y le dijo:
—"La mujer bonita que pasó antes, me puso esta rosa en la solapa y me dijo que te dijera que te esperaba en el café del aeropuerto".
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