EL VERDADERO TESORO

Lupita a su corta edad admiraba a su abuelo, un hombre que siempre le contaba historias y  respondía a todas sus preguntas. 

—"Abuelito como es que tú sabes tanto?", le preguntaba mientras caminaban.

—"Ay mi tesoro ... Leer te da sabiduría, te abre un mundo maravilloso de conocimiento, por eso tú debes de leer mucho, leer de todo".

Ella sonrió y dijo señalando el celular que tenía en su mano ... —"Bueno abuelito, ahora por aquí puedo aprender muchas cosas". 

El abuelo la miró con ternura
—"Hija ese aparato tan novedoso, nunca podrá sustituir la belleza de hojear un libro, el olor de sus páginas llenas de tinta, la misma imaginación que despierta en el lector. Desgraciadamente eso se ha ido perdiendo, pero hay cosas que no deberían de cambiar".

Ella se quedó pensativa, y volvió a preguntarle:
—"¿Y tú nunca te cansas de leer?".

El suspirando le contestó:
—"No hija jamás me he cansado. Los libros son como amigos que nos acompañan, que nos hablan sin voz, tan jóvenes o tan viejos como el tema que nos tocan. Tan vastos, tan universales. Son como una máquina del tiempo, que nos transporta y muchas veces  nos hacen reflexionar".

Y continuó ...
—"De hecho lupita, toda la colección de libros que tengo en la biblioteca de mi casa, será tuya algún día; cuando yo falte. Sé que quizás hoy no la valores o no le des la importancia que tiene, pero es para mí, mi mejor herencia, ahí encontraras un verdadero tesoro".

Lupita miró como a su abuelo se le llenaron sus ojos de satisfacción, y pensó:

"El abuelo piensa que sus libros son el tesoro, pero el verdadero tesoro es él". 

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