Mi mujer y un grupo de la parroquia habían iniciado un programa de
auto superación. Me pidió que le escribiera en un papel una lista de
6 cosas que le gustaría que cambiara para ser mejor esposa.
Lógicamente, se me ocurrían muchas cosas que decir (y seguro que ella también tendría cosas que decir de mí, como esposo), pero en
lugar de lanzarme por un papel le dije:
—"Déjame pensarlo y mañana te
daré una respuesta".
Al día siguiente me levanté temprano y llamé a la florería. Encargué 6 rosas rojas para mi mujer y una nota que decía:
"No se me ocurren seis cosas que quisiera que cambiaras. Te quiero tal como eres".
Cuando llegué a casa esa tarde, mi mujer me recibió en la puerta;
estaba al borde de las lágrimas.
No necesito decir que me alegré de
no haberla criticado tal y como ella me había pedido.
El domingo siguiente en la iglesia, después de que ella hubo informado del resultado de su tarea, varias mujeres del grupo se me acercaron y me dijeron:
"Fue lo más bonito que he oído nunca".
Entonces comprendí el poder que tiene el aceptarla y amarla tal como
ella es; y así lo seguiré haciendo ...
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