Había cuatro pueblos en una comarca. En cada pueblo, la gente se moría de hambre. Sin embargo cada uno tenía una bolsa de semillas.
En el primer pueblo, nadie sabía para qué podían servir las semillas. Nadie sabía cómo plantarlas.
Todo el mundo pasaba hambre.
En el segundo pueblo, una persona sabía qué eran las semillas y cómo plantarlas, pero, por alguna razón u otra, buscaba pretextos para no hacer nada al respecto.
Todos padecían hambre.
En el tercer pueblo, una persona sabía qué eran las semillas y cómo plantarlas. Propuso plantarlas a cambio de ser declarado rey o gobernante.
Todos comieron, pero fueron sometidos.
En el cuarto pueblo, una persona sabía qué eran las semillas y cómo plantarlas. No sólo la plantó, sino que también enseñó a todos el arte de la jardinería.
Todos comieron, y todos fueron libres de labrar su propia suerte.
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