Se cuenta que un hombre había perdido su hacha y sospechaba que se la había robado el hijo de su vecino ... Su modo de andar, su manera de hablar, sus acciones, cada uno de sus movimientos y, de hecho, su conducta en general indicaban con claridad que él y no otro, era quien había robado el hacha. Definitivamente todo lo señalaba como el ladrón.
Con el tiempo, sin embargo, mientras cavaba en su jardín, el dueño se encontró con el implemento perdido.
Al día siguiente, cuando volvió a ver al hijo de su vecino ... Era extraño, pues ya no halló ningún rastro de culpa en sus movimientos, ni en sus acciones, ni siquiera en su conducta en general.
Julio Trujillo
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A través de esta anécdota, el autor intenta explicar cómo el ser humano es capaz de determinarse frente a ideas erróneas y juzgar a alguien sin tener argumentos válidos.
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