Había una vez dos burros, uno cargando sacos de sal y otro, esponjas. Iban rumbo a la ciudad y mientras caminaban, un río les cortó el paso de improviso, impidiéndoles continuar su marcha.
Los burros se detuvieron, y pensativos hacían planes sobre cómo cruzar la corriente.
El burro que cargaba los sacos de sal, se armó de valor y decidió cruzar el río; pero mientras lo hacía, tropezó con una piedra y fue a dar al agua con su carga. Cuando logró estabilizarse, notó que su carga había disminuido notablemente de peso, y con gran satisfacción pudo avanzar rápidamente hasta la otra orilla.
Por otro lado, el burro que cargaba las esponjas, observó dicha escena y la buena suerte de su compañero ... Quiso imitar el mismo suceso y se propuso lanzarse al agua con toda su carga. Sin embargo ni bien entró en el río, sus esponjas se llenaron de agua y aumentó considerablemente su peso, tanto, que le imposibilitaba continuar el recorrido.
Desesperado y tratando de avanzar, el burro fue vencido por el peso ... Y la fuerza de la corriente del río que venía contra él, terminó ahogándolo.
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«MORALEJA»
Lo que le sirve a uno de provecho, a otro deja maltrecho.
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