A tu abuela le propuse matrimonio con una lata de conservas de frutas.
No sabía que ofrecerle, me recibió y me dijo:
′′Podemos compartirlo"
Abrió la lata y lo sirvió en porciones para dos y lo comimos.
Desde entonces aprendimos a dividir y compartir todo. Nos caímos, nos levantamos y construimos. Todo junto.
Hemos vivido momentos difíciles, de cansancio, pero siempre hemos estado el uno para el otro. Hasta el último".
—"¡Otros tiempos, abuelo!"
—"El tiempo no cambia la forma de amar ... Lo que ha cambiado es que ya no tienes ejemplos bonitos a seguir. Ahora le temen a todo. No se casan por miedo a no poder construir. En cuanto pelean se dejan porque luego creen que van a encontrar uno mejor. Siempre buscan la perfección, como si existiera.
Viven tiempos descartables. Extrañan la percepción de la realidad, de la felicidad en las pequeñas cosas.
Hacen esa gran demostración con anillos de miles de dólares, un video exagerado para las propuestas de matrimonio, y luego se pierden el momento, esa cosa íntima que guardas para toda la vida.
Esto es lo que les falta ... El coraje de vivir la vida y el amor por lo que son y no por como lo imaginan.
Ahora llevamos 40 años juntos.
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