Cuenta la leyenda que había un dragón que tenía aterrorizado todo el reino.
Una joven arquera llegó a la ciudad decidida acabar con la bestia; pero antes de hacerlo se dirigió a visitar al maestro del templo que tenía fama de haber sido el mejor arquero del mundo, sin embargo ahora ya estaba viejo y apenas podía moverse.
La joven le pidió que la entrenase durante unos días para mejorar sus habilidades y poder enfrentarse a la bestia.
El maestro simplemente le dijo que estuviese una semana lanzando flechas a la luna ... El día que consiguiese alcanzarla, estaría preparada.
Pasaron los siete días y obviamente la arquera no había conseguido ni siquiera rozarla, a pesar de haber pasado una infinidad de horas intentándolo.
No obstante el maestro le dijo que ya estaba preparada, pues las horas y horas de esfuerzo persiguiendo su objetivo le habían hecho mejorar sus destrezas y convertirse en la mejor arquera del mundo.
Tras esta enseñanza, la joven pudo derrotar a la bestia con una sola flecha ... Y jamás olvidó que lo importante no es el objetivo en sí mismo, sino todo lo que aprendemos mientras trabajamos para conseguirlo.
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